lunes, 9 de septiembre de 2013

Matémonos a abrazos.







Quizá intenté engañarme pensando que tú serías el que me abriría la cama por las noches y me dejaría el hueco derecho calentito. Quizá me obsesioné demasiado en que todo fuera bonito y acabó siendo un asco. Quizá quise atarte a la pata de mi cama cuando tú lo único que querías era tomar un café tirado en el sofá. Quizá te obligué de alguna manera a quererme como yo quería que lo hicieras y no te dejé quererme como tu querías hacerlo. Quizá estaba demasiado convencida de que tú y yo seríamos uno y de que me acompañarías un ratito cada día a darnos cariño debajo de los árboles. Quizá pretendí que fuéramos algo que no querías ser. Quizá desee tanto que me llamaras por sorpresa para decirme que me quieres que acabé agobiándote yo con te quieros de hojalata. Quizá pensé que tú podrías darme eso que yo tanto buscaba y al final resulta que te estoy pidiendo más de lo que me puedes ofrecer. Quizá me vuelvo un poco tonta cuando te digo todo esto pensando que, quizá, algún día llegarás a sentir todo lo que yo siento.

martes, 3 de septiembre de 2013

Paris je t'aime..

Et Voilà!
La celebración de nuestros 365 días juntos en la ciudad del amor. Que por cierto... ahora es NUESTRA.
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lunes, 2 de septiembre de 2013

Una vez en Diciembre.

Bienvenido Diciembre. Demos una fiesta de bienvenida al frío, a las bufandas, a las narices rojas y a las caras coloradas. Digamos hola a las orejeras, a los abrigos, a los guantes, a las tardes de manta y sofá. Abramos la puerta a las Navidades, a los árboles de navidad y los belenes a la entrada de las puertas. Tengamos los brazos abiertos a los días de lluvia, a la calefacción del coche, al vapor de las ventanas y a los abrazos que más calor nos dan. A los besos en la nariz, al apretón de manos, a los cuerpos congelados de frío, a las duchas interminables, a los polvorones y a esos kilitos de más que siempre se quedan con nosotros por estas fechas. Sonriamos a la noche que siempre aparece antes, a las campanadas, a las cenas familiares, a los regalos sorpresa, a los juegos de cartas, a esas luces que se encienden y se apagan cada diez minutos. 
Agarremos la alegría y las ganas de vivir para que, al menos, nos dure un poquito más que treinta días mal usados. Sed felices pero no solo ahora... si no los trescientos sesenta y cinco días del año.